Descubre cómo afecta el duelo a la salud mental, qué etapas lo componen y cómo transitar este proceso emocional con apoyo psicológico y herramientas de autocuidado.
El duelo es una experiencia humana universal. Todos, en algún momento de la vida, enfrentamos la pérdida de un ser querido, una relación significativa, una etapa vital o incluso un proyecto importante. Aunque suele asociarse únicamente a la muerte, el duelo puede manifestarse ante cualquier forma de pérdida. Este artículo explora el impacto del duelo en la salud mental, sus manifestaciones emocionales y cómo podemos acompañar este proceso de forma compasiva y consciente.
El duelo es una reacción emocional, cognitiva y física ante una pérdida. Es un proceso natural, pero también profundamente personal, que varía según la cultura, la historia personal y el tipo de vínculo perdido.
Mientras que el duelo normal implica una evolución paulatina hacia la aceptación, el duelo complicado puede prolongarse, intensificarse o interferir con el funcionamiento cotidiano, necesitando intervención profesional.
Duelo anticipado: ocurre cuando se espera una pérdida (como en enfermedades terminales).
Duelo inhibido: cuando la persona evita enfrentar la pérdida.
Duelo crónico: se mantiene sin resolución a lo largo del tiempo.
Duelo simbólico: por pérdida de identidad, rol o etapa vital (como la jubilación o maternidad no deseada).
Aunque no todos viven estas etapas de forma lineal, el modelo de Kübler-Ross describe cinco fases comunes del duelo:
Es el primer mecanismo de defensa. Ayuda a amortiguar el impacto emocional de la pérdida.
Puede manifestarse hacia uno mismo, otros, o incluso hacia la persona que se ha ido. Es una forma de expresar el dolor.
Se generan pensamientos de "qué habría pasado si..." o deseos de revertir lo sucedido.
Una etapa de recogimiento, llanto, introspección y baja energía. Es necesaria para procesar la pérdida.
Implica integrar la pérdida como parte de la historia personal. No significa “superar” o “olvidar”, sino resignificar.
El duelo puede provocar un vacío emocional, dificultades para disfrutar de actividades o perder el sentido de la rutina.
Fatiga, insomnio, cambios en el apetito y somatizaciones son comunes durante el duelo.
La concentración y la memoria pueden verse afectadas por el proceso emocional interno.
La pérdida puede modificar la forma en que una persona se ve a sí misma, especialmente si el vínculo perdido definía parte de su identidad.
Compartir el dolor con personas cercanas es vital para sentirse comprendido y acompañado.
Rituales como funerales, cartas de despedida o prácticas simbólicas ayudan a canalizar la emoción y dar cierre.
Hablar sobre la pérdida, sin censura ni juicios, ayuda a integrar la experiencia emocional.
Un profesional puede ayudar a identificar si el duelo se está convirtiendo en un obstáculo para la vida cotidiana, brindando herramientas para elaborar la pérdida y reconstruir el sentido vital.
Terapia centrada en el duelo.
Terapia narrativa.
Terapia cognitivo-conductual.
Terapia basada en la compasión.
Mantener una rutina simple y flexible.
Dormir lo necesario, aunque no se logre descansar completamente.
Comer de forma regular, aunque el apetito sea bajo.
Permitirse sentir sin juzgar.
Evitar el aislamiento extremo.
Buscar espacios de expresión como escribir o crear arte.
Nuestra plataforma permite acceder a psicólogos especializados en acompañamiento de pérdidas, con sesiones personalizadas desde casa, respetando el ritmo emocional de cada persona. El apoyo profesional online es una herramienta accesible y valiosa para quienes atraviesan este camino de transformación.
El duelo es parte de la experiencia humana. Acompañarlo con respeto, consciencia y contención permite que la pérdida se transforme en una oportunidad de conexión profunda con uno mismo. Con el apoyo adecuado, el proceso puede convertirse en un camino hacia la resignificación, la aceptación y la paz interior.